El lugar donde habita el pequeño saltamontes

17 noviembre 2005

Érase una vez un archivo

Érase una vez un archivo militar al que acudían a trabajar dos hemosas muchachitas. Como en el archivo hacía mucho mucho frío, las pobrecitas tenían que tener un calefactor siempre encendido para que pudieran sentir las manos mientras trabajaban con los expedientes. Un día, una de las hermosas muchachitas salió sin apagar el calefactor, y se fue contenta y sonriente a su casa porque ya había acabado su jornada. Cual fue su sorpresa, cuando a la mañana siguiente, al volver al archivo, no había ni calefactor, ni expedientes, ni archivo, el calefactor había estallado y no quedaba más que un enorme agujero en el suelo. Afortunadamente, las muchachitas (¿he mencionado ya que eran hemositas?) contaban con un buenísimo abogado laboralista que consigió que éstas fueran indemnizadas por el peligro que corrieron. Y vivieron felices y comieron perdices.
Moraleja: Esto es ficción. Pero mañana sin calefactor, que éstos nos fusilan!
Basado en hechos reales.